Club Político Argentino

Homofobia en el Conurbano

Jorge Ossona

El caso de Tehuel, el joven de veintiún años de Alejandro Korn desaparecido hace más de quince días, revela otro conflicto diseminado en toda la sociedad particularmente soterrado en las barriadas humildes: el género y la sexualidad.

Persiste allí un prejuicio ancestral sobre la homosexualidad correlativo a ser una de las franjas sociales más conservadoras de la sociedad. Según una tradición procedente de los pueblos del Interior desde la conquista, los hombres constituyen una clase superior, depositarios de la fuerza para defender al clan. Las mujeres, débiles y merecedoras de la protección, deben retribuir el señoreaje del patriarca con sumisión, obediencia y reducción a las tareas hogareñas.

En línea con esa concepción, la homosexualidad es concebida como un desvió del orden natural, en términos religiosos; y una traición a la supremacía masculina.

Burlonamente descalificados mediante etiquetas sucesivas -“invertidos�, “marcha atrás�, etc.- debían pasar lo más desapercibidos posible al amparo del servicio de sus madres y hermanas, luego plasmado en oficios como peluqueros, modistos, enfermeros o mucamos. Los varones los concebían como una vergüenza; aunque el honor determinaba que se los defendiera sólo en nombre del honor del clan ante la ofensa de extraños aunque luego recibiendo severas reprimendas.

Llegados a la madurez, podían reforzar su trabajosa legitimidad exacerbando sus rasgos femeninos para divertir a la muchachada barrial; o incluso podían exhibir en secreto sus míticas “habilidades� pagando algún dinero. Lo curioso es que en esas comunidades la homofilia se practicaba – y se practica- de manera mucho más naturalizada que en el resto de la sociedad por razones relativas al hacinamiento, las borracheras de hermanos y adultos, o por la sanción de una banda. El fútbol, ese gran catalizador cultural, ofrece un repertorio de esos hábitos traducido a metáforas respecto de los derrotados.

Con la llegada de la democracia, las cosas cambiaron: se extendió el fenómeno de las jefas de hogar proveedoras y hasta referentes comunitarias. Las “manzaneras� duhaldistas fueron su corolario aunque concebidas por los “porongas� territoriales como una afrenta inaceptable. También apareció el fenómeno de los jóvenes “gay� -menos tolerados por su osadía que sus antecesores �maricas�- y los “tapados�; estos últimos perdonables como meros “viciosos� o “bufas� cuya su afición a veces devenía en el redituable oficio de “chongos� al servicio de veteranos pudientes.

O los “entangados� que perdían los estribos en las fiestas de sexo y droga prosiguiendo luego su sociabilidad normal como buenos novios, padres de familia e incluso “barrabravas� –donde sugestivamente abundan- aunque siempre en riesgo de que su inclinación sea recordada mediante el típico epíteto de rigor. Ser “mujer� solo por un rato y esporádicamente marca el límite de la tolerancia.

Una de las soluciones de compromiso para los gays fue la presión social para exhibirse como mujeres y vestirse como tales. De ahí, la proliferación de los travestis; más aceptables por anular la ambigüedad. Y hasta legitimados por el umbandismo, razón por la que hay tantos “maes� o “paes de santo� cuyos hijos “de religión� hallan en los “terreiros� de sus rituales una suerte de zona franca y eventualmente una fuente de ingresos a veces por una doble vía: las “obligaciones� de sus fieles y los subsidios provistos por el Gobierno por su condición de “militantes sociales�.

La homosexualidad femenina transcurre por andariveles de igual rechazo; aunque también de desconcierto. Más aún, desde la aparición de mujeres que aspiran a elegir genéricamente el sexo opuesto.

Tehuel pertenece a ese grupo; aunque probablemente haya sido víctima menos del prejuicio de su elección que de la negación a ser considerada un varón.

El resto del paisaje social de su pertenencia se visibilizó a través de los medios televisivos. Un conjunto de asentamientos situados en el confín intersticial de Alejandro Korn. Producto de un silencioso proceso de ocupaciones territoriales detrás del cual se oculta la tolerancia especulativa del Estado habilitador de zonas libres para actividades tributarias de las cajas negras de la política.

También, de algunas novedades de la última década: la progresiva desaparición de los antiguos punteros territoriales referenciados en instituciones comunitarias.

Luego, el rompecabezas de ciudadanías colectivas jerárquicamente organizadas para movilizarse y votar como contrapartida de alimentos, contratos municipales o changas. Y su reemplazo por las “cooperativas� dependientes de organizaciones sociales.

Su referente en el barrio de Teruel resultó ser un “transa� con un frondoso prontuario: ex convicto “de caño� con antecedentes de homicidios, además de abusos sexuales infantiles a hijos de sus ex parejas liberado en 2018 y expulsado de su barrio originario de Dock Sud en virtud de los códigos de la pendencia.

Ya en Korn, y a diferencia de los antiguos referentes, un mandamás temerario aficionado a los tiros al aire nocturnos tras el consumo de droga, alcohol y psicotrópicos.

Distribuidor, asimismo, de “planes� a beneficiarios secretos de una “orga� todavía incógnita o de trabajos transitorios como el de “mozo� para “un evento� que le prometió a Tehuel. Y que pudo haber sido el detonante de su destino, asociado al dictado de un abuso al que se negó en nombre de su identidad. Revelador de que la prosecución cotidiana de la lucha por la libertad y la igualdad prosigue con su saga de mártires anónimos.

publicado en Clarín, 7/4/2021